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CARLOS DÍAZ VALERO y LEÓN navarro serrano

El Iiobato

BOCETO LÍBICO-DBAMÍTICO

er» Kjrt acto y cinco cuadros, original

MÚSICA DE LOS MAESTBOS

Francisco A. de San Felipe y Cayo Vela

Copyright, b? Díaz Valero ? Níujarro Serrano, 1908

SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES Núñez de Balboa, 12

1908

s

Los personajes vestirán:

Flora y Chordoneras, de baturras de la época. Falda corta en grana con cenefa de terciopelo negro; esmisa blanca, ce- rrada, corpino negro, medias azules y abarcap, cuyas tren- cillas negras subirán cruzándose caprichosamente hasta mitad de la pierna. La cabeza al descubierto, con reinado de rosca. Flora llevará zapato bajo.

Bruja, de baturra también, con traje desarrapado. Peinado con moño de los llamados de picaporte, ó llevará pañuelo en forma de toca.

Lobato y Fochico, de baturros de la época. Calzón corto y ceñido, faja morada, abarcas, medias pardas y pañuelo á la cabeza. Ambos usarán zahones de piel y chaleco negro; las mangas, en camisa.

Señor Tomás, traje de señor de la época, muy humilde.

Justo, traje de la época también, pero de campo, en el quf se refleja la desahogadísima posición de que disfrutp.

Hadas, traje de gran fantasía en mallas y gasa, ú otro á ca- pricho, pero que resulte muy ideal.

Brujas, traje adecuado al nombre y en negro ó en color obscuro.

NOTA. Procurarán los artistas no exagerar el dejo del país al hablar.

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ACTO ÚNICO

CUADRO PRIMERO

A! fondo elevada pendiente limitada por un camino que cruza la escena de izquierda á derecha, por detrás de la casa. Esta se halla situada á la derecha, llegando á tercer término. La puerta, prac- ticable, quedará bajo cubierto de teja sostenido por pilares de ladrillo; debajo de éste una mesa de pino y sillas, todo muy rús- tico. A la izquierda, continuación del matorral que hay en pri- mer término; partiendo del camino que limita la pendiente, dos sendas cruzarán la escena en sentido diagonal, las que desapare cen por primero y segundo término respectivamente. La puerta de la casa aparecerá cerrada. La acción comienza poco antes de salir el sol.

ESCENA PRIMERA

CH0RD0NERA8. A poco PLORA

Música

( HOR. (Dentro, no muy distante)

¡Qué fresca está la mañana! ¡Alabado sea Dios, qué mañana tan hermosa para coger el chordón!

(salen ordenadamente por el primer término izquier- da, llevando cada una de ellas dos cestitos blancos.)

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Este fresco del Moncayo resucita los pulmones. Por eso las somontanas tenemos sanos colores.

(Se agrupan frente á la casa, y una de ellas golpea con moderación en la puerta.)

Levántate, Flora. No tengas pereza, que ya pasó el alba y el día clarea. Vamos al chordón que el sol ya relumbra y si vamos tarde luego se chamusca, Vamos, dormilona; levántate ya. Si no sales pronto vamos á marchar.

FlORÁ (Sale de la casa con gran sigilo y cierra tras si la

puerta. Llevará un cestito como el de las otras. A me dia voz )

No llaméis tan fuerte; bajad más la voz, que aun está durmiendo mi padre y señor.

CORO (a media voz.)

Vamos con cuidado no hagamos ruido. Que no se dispierte, que duerma tranquilo; pues si se dispierta se va á incomodar.

Fi.ORA (indicando la marcha hacia el último término de la

derecha )

No perdamos tiempo y vamonos ya.

(A paso lento hacia el término antes indicado, prece- didas de Flora y al medio mutis.)

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ESCENA II

DICHAS y CORO DE LEÑADORES

Flora y Chordoneras, que no han llegado á salir de la escena, al oír el coro de Leñadores cortan la marcha y quedan atentas

LiEÑ. (Por el fondo y algo distantes.)

Hacer leña es nuestro oficio. Dale que dale á la estral, no ganamos ni tres riales dimpués de tanto sudar.

Leña pal sustento,

leña á la mujer.

Hace falta leña

pa poder comer.

í (Rompiendo la marcha. Muy piano.)

Que no se dispierte, que duerma tranquilo.

(Recomendándose mutuamente )

Silencio. Cuidado Con hacer ruido. (Desaparecen.) TODOS (Dentro, alejándose.)

Este fresco del Moncayo

resucita los pulmones.

-o \ las somontanas

ror eso < ,

( los somontanos

tenemos sanos colores.

(Al cantar el último verso simularán estar muy dis- tantes, dando la última nota tan piano que no se per- ciba del público cuando termina aquella.)

Flora Chor.

ESCENA III

JUSTO solo

Inmediatamente que cesa la música, sale por último término izquier- da, con retaco y cuerno de caza, como en busca de alguien

Hablado

f Mirando á lo lejos por último término derecha con la mano en forma de visera.) ¿También va Flora?...

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(Convencido.) Sí, ella es. (Preocupado adelanta hacia

la batería.) ¿Por qué ha marchado al chordón sin mi compañía, habiendo prometido espe- rarme?... ¿Cometería yo ayer alguna impru- dencia...? (Recordando ) Quizá lo de las mon- tas en la zarza de la Nevera... ¡Bah!... Frus- lerías. Que puse una en su boca, y al tocar sus labios frescos y encendidos, de mis ojos brotaron miradas de fuego y preguntas de

ansia indefinible... (Luchando en bu pensamiento.)

Pero, ¿es cariño santo ó deseo brutal lo que siento hacia esa mujer?... Cariño... deseo... ¡Algo que domina ya en mi pensamiento! ¡que va despertando mis celos contra ese salvaje!... (celoso.) Sí, el Lobato la quiere y eUa... Ella será mía, aunque después me aborrezca. ¿Qué podrán contra los odios

de una pobre mujer?... (Dispuesto á marchar.)

Procuraré halagarla con promesas. Si se muestra rebelde, apelaré al documento que poseo contra su padre y, ¡vaya si cederá!

(Desaparece al medio mutis por el último término de- recha.)

ESCENA IV

10MÁS, de la casa; luego LOBATO lOM. (Sale como preocupado.)

Nace el día sonriente en baño solar dorado, y una plegaria ferviente entonamos con la mente hacia el Pe}' de lo creado.

(Al decir el último verso se descubre con respeto é intenta cruzar la escena hacia el primer término iz- quierda, pero le detiene la voz del Lobato que llega de lejos por la izquierda.) -LOB. (Dentro, cantando al estilo del país.)

Dende el cielo, Flora mía, contemplando está mi padre lo mucho que yo te quiero y el poco caso que mi haces.

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Tom. (Coa enfado.)

¿Otra vez á las andadas?... Sabe lo que me molesta, y sin embargo, ¡erre que erre! conque mi Flora le quiera.

L/OB. (Por la senda de primero izquierda, con un cesto de

mimbres vacío.)

Güenos días, agüelico.

(Con algún recelo, sin pasar los límites de la iz- quierda )

¿Cuándo arreglamos las paces? Tom. Muy contento vienes hoy,

á juzgar por tus cantares. Lob. Pues poCos motivos tengo,

y la causa usté la sabe. Tom. Pues, entonces, ¿por qué cantas

si tus penas son tan grandes? Lob. Por ocultar mis rencores;

por amansar el coraje

que encerrao llevo aquí drento. (ei corazón.)

¿No canta el preso en la cárcel,

asomadico á la reja

sin más consuelo que el aire,

y se retuerce las manos

por apaciguarla sangre?...

Pues así el Lobato canta,

preso en estas soledades.

TOM, (Malhumorado)

Déjame en paz. Lob. Ya le dejo.

(Dispuesto á marchar hacia la senda del segundo tér- mino izquierda.)

Quede con Dios. (Da unos pasos.) Tom. El te guarde.

LOB. (Dando frente á Tomás, como si se hubiese olvidado

de algo.)

Y cuando oiga usté cantar al ^Lobato, no le extrañe, que dos recuerdos mu tristes son la causa de que cante: los disprecios de la Flora, y la muerte de mi padre.

(Desaparece al medio mutis y a paso natural, por se- gundo izquierda. El sol comienza á bañar la escena )

12 TOM. (Hacia el Lobato, sin salir de la escena.)

Pues Flora no será tuya. Contigo no ha de casarse.

L/OB. (Cantando dentro y algo distante.)

Dencle el cielo, Flora mía, nos está mi padre viendo,

(Tomás se mueve en ademanes de disgusto.)

todo lo que me disprecias y lo mucho que te quiero.

TOM. (llacia primero izquierda.)

Canta, Lobatico, canta; canta de noche y de día, que por mucho que cantes no te llevarás mi hija.

ESCENA V

TOMÁS y POCRTCO. Este aparece por segundo izquierda en el críti- co momento en que Tomás va á desaparecer por primero de dicha lateral. Lleva una jarra blanca con leche (según indica el diálogo)

Poch. Güenos días, siñor Tomás.

Tom. (vuelve hacia él.) ¡Hola, Pochico!... ¿Dónde vas

tan de madrugada?

Poch. Vaya una madruga, cuando el sol anda ya

por to el mundo.

Tom. (Reparando en la jarra.) ¿Qué presente me traes?

Poch. Pus que m'ha dicho mi padre, que tomusté

esta jarrica e leche; que como esti año no tiene cabras su mercé y sabe que el señorito Justo está en el monte, pa que la Florica se

luzga Con algún postre fino. (Adelantando la ja- rra.) Conque, tomusté.

Tom. (Tomando la jarra.) Gracias. ¿Es fresca?

Poch. Y bien pura. Un traguico m'hi bebido, y

m'ha sabido á gloria. Pero no falta na, por- que pa que su mercé no lo notara, la hi ame- rao en la juente de San Gaudiós.

TOM. (Reirá á cada necedad de Pochico.) ¿Para qué traes

tanta? Poch. ¡Pchst!... S'iba á tirar... Como los perros ya

están hartos, nos himos acordao de su mercé.

Tom. (con soma.) Muchas gracias. ¿Has almorzado?

Poch. Sí, señor, sí. Ya nos himos engullido, entre

yo y mi padre, un calderico e migas y un casco e carne.

Tom. Bien os cuidáis.

Poch. ¿Sabusté? que se nos murió ayer tarde una

res, del bazo, y no era cosa de dejala pa pas- to e lobos; porque, la que ice mi padre, y tié razón: Si los animalicos se la comen y se envenenan, cuentusté los destrozos qu'hu- bián hecho en el ganao.

Tom. (Aparte, hacia la casa.) Cada día es más necio.

(Alto.) ¿Tenéis vino?

Poch. Hasta no cátalo. Con eso que va tan caro,

hay que tómalo como la merecina: cuando el médico lo receta.

Tom. Pues voy á desocupar la jarra, y te pondré

para que echéis un trago.

Poch. Miusté, que nos gusta mucho.

Tom. Pondré hasta llenarla. (Entra en la casa.)

ESCENA VI

POCHICO solo

Más agraecerá eso mi padre que si lo convi- daran á bodas. Le gusta más... ¿Pus y á mí? Yo creo que es pidemia e familia. Pero hoy no me beberé más que media jarrica; no sea que me emborrache otra vez y me duerma en el camino, y ensueñe con aquellas viejas tan feas y chupas que volaban po los aires, á caballo en sus escobas. Y también ensoñé con brujas bien reteguapas, que andaban medio en cueritatis po el monte. ¡Y qué bien

bailaban las Condenas!... (Con las manos enlaza- Jan sobre la nuca, procura imitar, tnrareando música á. capricho y ridiculizando muy cómicamente en los mo- vimientos.)

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ESCENA VII

DICHO y TOMÁS TüM. (Aparece con la jarra y sorprende á Iochico en su

danza.) Toma, Pochico.

POCH. (Al encuentro; tomando la jarra con sumo cuidado y

regocijo.) Que Dios se lo pague á su mercó.

(Aparte, en tanto que Tomas irá hacia primera iz- quierda. Olfateando con exageración en el vino )

¡Aaah!... qué bien güele. Tom. Le dices á tu padre que es del que gasta el

señorito Justo; que es cosa exquisita.

POCH. (Hacia segundo izquierda.) GüeilO, gÜeilO. Ea,

con Dios.

TüM. (Desapareciendo por primero izquierda.) El te

acompañe.

ESCENA VIII

POCHJCO, solo

(Así que Tomas desaparece, adelanta Pochico hacia la sala y bebe con afán. Después de beber se limpia los labios con el dorso de la mano y hace fuerza de gar- ganta, costumbre muy típica de Aragón.) ¡Aaah.!...

Contra menos hay y más caro cuesta, con- tra más apetece y mejor sabe, ¡rediez! En- cuanto que llegue á la juente de San Gau- chos, lo amero con la meta de agua; porque si lo llevo puro, le pué hacer mal cuerpo á mi padre, y sería pa un cargo e concen-

CÍa. ESO que no. (Bebe. Como «ntes, después de

beber.) ¡Aaah!... Hay que ser güen hijo. (Des-

aparece bebiendo por segundo izquierda.)

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ESCENA IX

FLORA; á poco JUSTO. Ambos saldrán por último derecha. Preludia

la orquesta muy piano desde que desapareció POCHICO. LOBATO,

dentro, cuando se indique

FLORA (sale como huyendo de alguien que la persigue.) ¡A

traición me ha besao ese infame!... Dios mío, ¡qué vergüenza!... ¿Lo habrá visto al- guien?... (Muy abatida.) ¡Lo he visto yo; lo ha visto el mundo entero! (pansa.)

Música

¡Pobre corazón mío,

qué triste está!... Su primera alegría

no volverá. El cielo de mi alma,

ya se nubló. Al beso de ese infame

se oscureció.

JUSTO (Con la cestita do Flora, cubierta la parte superior con

yerbas, simulando estar llena de chordón. Se dirige al cubierto y deja la cestita sobre la mesa.j

Estoy emocionado. Flora ¡Pobre de mí!...

¡Remaldita la hora que vino aquí!

JuSTO (Hacia Flora, después de dejar el retaco también sobro

la mesa.)

Perdón vengo á pedirte si te ofendí. Flora ¡Remaldita la hora

que vino aquí! (Llora.) Justo * No llores, bien mío,

que vas á enfermar. Si enfermas me muero. Deja de llorar. ¿No sabes, tontuela, que el beso

lo- que amando se da, es fuego que brota del alma y al viento se va?

(Con suma dulzura.)

No pienses ya en eso; desecha el temor. ¿No sabes que un beso es sello de amor?

(Movimiento de protesta en Flora.)

No seas huraña, deja que me acerque, y á solas mis cuitas, bien mío, te cuente. Cálmate, mi vida. No llores ya más. Si sigues llorando, yo voy á enfermar. Flora Quiero desahogarme...

Déjeme llorar, la hiél que sus labios me acaban de dar. Hay besos traidores, que labios infames los dan, que saben á fuego maldito, que abrasa la faz. Déjeme que piense llena de dolor. A traición un beso no es sello de amor. No intente engañarme con amores falsos. No quiero á ninguno más que á mi Lobato. Márchese de aquí'.

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Déjeme usté en paz. De esta baturrica no se burlará.

Justo Flora

No pienses ya en eso. Déjeme que piense

Desecha el temor. llena de dolor.

Ya sabes que un beso A traición un beso

es sello de amor. no es sello de amor.

Hablado

Justo (solicitando con fingida dulzura.) Anda, Flora mía:

quiéreme, que en ello va mi felicidad... y la tuya también. (Muy próximo á Flora.) ¿Verdad que me quieres, encanto mío?

Flora (con tesón.) ¡No! ¡Imposible!

Justo (Amenazador.) Si á ello te obstinas, sufrirás

las consecuencias. Dispongo de medios para labrar tu desgracia. ¿Acaso has olvidado ¡ton- tuela! que si tu padre no está en presidio, es debido á mi excesiva benevolencia; á mis

bondadosos sentimientos? 'Flora pondrá muy de relieve el mal efecto que le producen las amenazas

de Justo.) ¿Ignoras que obra en mi poder un documento, en el que tu padre confiesa, de su puño y letra, que robó al mío cuando corría á su cargo la administración de mi casa?

Flora (Muy indignada.-! ¡Mentira! ¡Mi padre es honrao!

¡Ese documento es falso!

Justo (Recalcando.) ¿Y la firma de tu padre?

Flora Ustedes le obligaron, con amenazas de

muerte.

Justo (Ríe con gran sarcasmo.) ¡Je, je, je!... Eso no

puede probarse; es una suposición, y carece

de Valor. (Mostrando un pliego manuscrito que sa- cará del bolsillo interior.) Esto está escrito y

puede separarte de tu padre; encerrarle para siempre.

FLORA (Con gran dolor, suplicante, al cielo. Aparte.) ¡Madre

mía! ¡por qué me abandonaste! Justo ¿Qué harías entonces, sola en el mundo y á

ts

merced del «Santo Oficio»?... ¡Reflexiona, Flora: tu bienestar ó tu perdición)

Flora (Aparte.) ¡Qué . situación tan horrible, Dios

mío!

Justo Sólo con que aceptes una entrevista conmi-

go esta misma noche, es lo suficiente á con- seguir mi perdón y el aumento de vuestro

sueldo. (Guarda el documento.) FLORA (Con repugnancia y horror.) ¡Oh, Canalla!

Justo (insistiendo con fingida dulzura.) buena, cari-

ño mío. ¿Verdad que no me desprecias? ¿que me quieres, paloma mía?

Flora (con energía y desprecio.) ¿Quererle?... ¡No, y

mil veces no!

Justo (eu tono de sentencia.) ¿Lo quieres? Pues sea.

Mañana denunciaré á tu padre.

Flora (suplicante á sus pies ) ¡No, por Dios! ¡Eso no!

¡Antes mi muerte... todo!

LoB. (Dentro, por la izquierda y hacia el foudo, cantará á

lo lejos.)

De noche alumbra la luna y de día alumbra el sol; tus ojos alumbran siempre, porque sol y luna son.

(justo y Floia habrán es tado atentos al cantar.) FLORA (Precipitándose hacia donde llegó la voz.) ¡Aquí, Lo-

bato mío!... (justo corre á contenerla.) ¡A...! JUSTO (Tapándole la boca y amenazándole con la daga.)

¡Calla, Ó te mato! (Llevándola por un brazo á los primeros términos del centro.) Decide pronto: la

entrevista, ó la prisión de tu padre.

FLORA ¡Mi padre no! (Llora amargamente.)

Justo ¿La entrevista?... (impaciente.) Pronto.

FLORA (Desfallecida.) Sí.

Justo (Guarda la daga.) Que ignore todo el Lobato,

porque peligra SU vida, (Le indica se retire.) FLORA (Hacia la casa, a parte. ) ¡Ay de mí!

Justo Esta noche, á las once, disponte á salir de

casa sin que tu padre se aperciba.

FLORA (Vuelve á Justo, como reeoídando algo que olvidó,

alargando la mano.) ¡El documento!

Justo Ahora no. En el lugar de nuestra entrevista

te lo entregaré. (Flora marcha lloraudo. Al paso por el cubierto coge el cestito y entra en la casa.) Al

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fill triunfé. (Toma una silla y se sienta en el centro

de la eRccna.) Y ese Lobato... Si él sospecha- ra... (Queda pensativo.)

ESCENA X

JUSTO y LOBATO

L/OB. (Por segunda izquierda, con el cesto lleno de hierbas

medicinales, y un alcotán, muerto, ave de rapiña, en la mano. Sale cantando á media voz.)

Tus ojos alumbran siempre, porque sol y luna son.

(Adelanta hacia Justo con alegría inusitada en él.)

Hola, señorito. Hoy si que vengo contento.

Miusté, miusté. (Mostrando en alto el alcotán.) JUSTO (Al encuentro del Lobato movido por la curiosidad.)

¿Qué bicho traes?

LoB. (se lo entrega) Ull alcotán, señorito; (Mientras

justo lo examina.) un pajarraco mucho malo. Miusté si tendrán mala entraña, que siem- pre van en busca de los que tienen menos vertú que ellos, pa clávales las uñas y má- talos á los pobrecicos. ¿Ha visto su mercé traidoría más grande?... Justo ^Entregándole el alcotán.) ¿Y sólo por haberle

matado estás tan contento?

LOB. (Deja el cesto en el suelo ) Por eSO, Señorito. Y

no hubiá matao yo á éste, éste hubiá matao al otro. Y como ahí no había más juez que yo, pues hi sentenciao al traidor á la úl- tima pena. Miusté, señorito: el cariño no se pué ocultar, y yo quería mucho al otro.

Justo (con estrañeza.) ¿Quién es el otro?

Lob. Un pajarico que no abulta lo qui una mari-

posa. Atienda su mercé: Toas las mañanas, yendo á buscar hierbas pu el senderico e las Neveras, me salía un pajarico que se llama «Engaña-pastor», y el bendito e Dios iba piando y saltando de matica en matica, como pa haceme compañía. Le tomé cariño, y si alguna mañana no salía, ya me tenía su mercé triste como si m'hubiá pasao una des-

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gracia... Amos, señorito, que el cariño no «e pué ocultar. Güeno, pues esta mañana hi tomao senderico alante, y oigo de entre las matas: «¡pií...! ¡pií...!» como hiciendo: «¡ven! ¡ven!» Por fin, busca que te busca, hi dao con él, y acoquinao estaba á la sombra de un tomillo, con las plumas enrizadicas y muerto e miedo... Miro pa los laos, y ná; miro pa lo alto, y este mala entraña, con las alas extendidas en el aire y con un balan- ceo que cuasi se notaba, bajaba... bajaba... Me desato la honda, amarro una piedra... Ya sabe su mercé que tiro mucho y bien; pero con el ansia hi tirao mejor, y ¡zas!... la pie- dra que sube con rabia cortando el aire; mis ojos que no la pierden de vista y mi pensa- miento que va con ella pa que no se desvíe, ¡el traidor que da una sacudida de muerte y cai á mis pies con las alas lacias com'un guiñapo!

Justo ¿Y el pajarito?

Lob. Aun estaba entonteció en el suelo. Le cogí

entre mis manos, le acaricié con suavidá, y á las dos veces de painale las plumas dio un vuelo hasta el primer chaparro, y hacía, sa- cudiendo las alas como pa convéncese de que ya estaba libre: «pii...? pii...?» como queriendo icir: gracias, Lobatico, gracias...? Con aquel piar de agraecimiento recogido en mi alma sigo el camino, cojo las yerbas, y aquí me tiene su mercé, tan contento.

Justo Si tal has hecho por cariño á un pajarito,

¿qué no harías con el hombre que intentase robarte el cariño de... de Flora, por ejem- plo?

Lob. ¿Róbame el cariño de Flora?... ¿Que qué

haría?... Pus eso; lo qu'hi hecho con éste. (ei alcotán.) ¡Con la honda no; con mis pro- pias manos, pa tocar su carne y hacer saltar la sangre de sus venas y que se esparramara por entre mis dedos!... ¿Que si otro hom- bre...? (Fuera de sí.) Aunque fuera su mercé,

así ¡así lo espeazaría!... (Ejecuta la acción con el alcotán y le arroja con gran desprecio y coraje.)

Justo (con la mano sobre la daga.) ¿Qué has dicho, Lo-

bato?

LOB. (Arrepentido, cogiendo el cesto.) No sé, Señorito,

lo que digo. La quiero tanto... (Con gran res- peto.) Su niercé disimule, señorito.

Justo (En tono de amenaza.) Ten presente que vives

del fruto de mi propiedad.

LOB. (En marcha hacia primero izquierda.) 1 a, Señori-

to, (con humillación.) Su mercé disimule la fal- ta. (Aparte.) Sí; ¡aunque fuera él! (Desaparece.)

Justo Has hecho bien en irritarte contra mi, Lo-

bato. Viviré prevenido. ¿Eres bravo?... Espe- ra ¡que yo te amansaré! (Golpeando sobre la daga. Telón rápido.)

MUTACIÓN

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CUADRO SEGUNDO

Telón á medio foro, representando escabrosa pendiente limitada poi camino pedregoso, del que parte una senda en dirección á lo alio, perdiéndose á intervalos por entre el matorral; dicha senda condu- ce y termina á la entrada de una cueva que se distingue hacia mitad de la pendiente Muy próxima á la cruz que forma la sen- da con el camino, una peña practicable clavada en tierra, con una cruz marcada cu cal. Mas en primer término nace un peñón, prac- ticable también, cuyo límite se pierde por la izquierda. a1 atar- decer. Luz crepuscular.

ESCENA PRIMERA

La BRUJA, sola

Al alzarse el telón aparece sobre el fondo, apoyada en un cayado, como si bajase de la montaña Llega aute la peña de la cruz y, arro- dillándose, se persigna con gran respeto. Fu tanto que la orquesta pre- ludia piano un motivo religioso, la Bruja simulara estar entregada al rezo. TermiDado éste, que reza muy breve, incorpórase y la or- questa pasará repentinamente al motivo que haya de poner en carác- ter el siguiente cantable

Música

(Adelantando á primeras término.)

Porque ya soy vieja y fea y la cara me se arruga, tengo jibosa la espalda y en la frente una verruga; porque tengo larguirucha y encorvada la nariz, dicen que soy una bruja lo peor de por aquí.

¡Ji,

¡Ji, ji!... Al nombrarme se santiguan llenos de miedo y fervor, pa que yo no les embruje...

23

¡Qué tontos, qué necios son! Y se piensan que con eso se echa la Bruja á volar, á caballo en una escoba,.. ¡Qué tontería! ¡Qué necedá!

¡Ja, ja!

¡Ja, ja!...

Por la noche colocan

el escobón detrasico e la puerta,

con precaución que la palma esté arriba...

¡Superstición! Y dejan la tenaza

en el hogar com'una cruz bendita

sobre el altar, pa que al verlo la Bruja

no pueda entrar.

Porque ya soy vieja y fea y la cara me se arruga; porque tengo larguirucha y encorvada la nariz, dicen que soy una bruja lo peor de por aquí...

¡Ji,

¡Ji,

^Hacia la derecha, prolongando la carcajada. Anochece )

ESCENA II

BRUJA y POCHICO

Hablado

POCH. (Sale por la derecha con ligeros síntomas de embria-

guez. Al verse frente á la Bruja:) ¡LllUu!... (Pasa temblando de miedo á la izquietda. Aquí muy cómico, i-antiguándose repetidas veces.) ¡La... la Bruja!...

Bruja ¿Tienes miedo de mí, Pochico? (nacía él )

24 -

Poch. (Haciéndose fuerte.) ¿Mié... miedo yo?... Mia...

miaja.

Bruja Haces bien.

Poch. (Aparte.) ¡Ay!.... ¡San... San Gaudioso me

valga!... (Rezando.) «Pae nuestro que estás...»

Bruja (interrumpiéndole.) ¿No sabes que no se pué pa-

sar de noche por aquí?

POCH. (lomándolo á reprensión, se arrodilla.) Es que...

que m'hi perdido... (Con golpes sobre la jarra.)

Yo confesador me... me peco... (viendo que la

Bruja está muy próxima. Aparte.) ¡RediÓS, no

l'asustan las oraciones!...

BRUJA (Tomándole por un brazo.) TonÜCO, SOy yo.

(intenta levantarle.)

PoCH. (levantándose, algo rehecho y amenazador, desasién-

dose bruscamente de la Bruja.) No me embrujes, no me embrujes. (Al ver que la Bruja intenta acercarse.) Si me tocas otra vez, (Amenazándola

con la jarra.) t'empapo los sesos en vino.

BRUJA (Retirándose ante la amenaza.) Mal genio tienes,

Pochico.

POCH. (Aparte, satisfecho del resultado de su energía.) Es-

tas tienen más miedo á la estaca que á la cruz. (Alto.) Mira, Bruja: á las güeñas, lo que quieras; toma, échate un traguico. (Le ofrece

la jarra.)

Bruja (Aceptando.) No vendrá mal. (Bebe.)

PoCH. (Viendo que empina mucho, quitándole la jarra.)

¡Eh, eh!...

BRUJA (Limpiándose con el dorso de la mano y haciendo de

iíarganta.) ¡Aaah! ¡Qué güeno es! ¿Qué te pai- ce que m'ha dicho?

Poch. ¿Quién?

Bruja El vino.

Poch. ¿Qué t'ha dicho?

Bruja Que estás borracho.

Poch. ¿A ver lo que me dice á mí?... (Bebe. ( omo la

Bruja) Que me guardes la Brujica más guapa que tengas pa cásame con ella. ¿Sabes la que me gusta mucho?... la hija del siñor Tomás; la Florica.

Bruja Guapa moza es.

Poch. Y... y mucho jibosica pu aquí (pecho.) y pu

aquí. (Cadera.)

Bruja Te casarás con eíla

Poch. ¿De verdá?

Bruja Como soy Bruja.

Poch. (Hacia la derecha.) Ya trataremos otro ratico,

que mi padre estará aguardando el morapio.

Bruja Anda con Dios.

Poch. Ah, que no te s'olvide lo de la jibosica, ¿eh?

Bruja Descuida, hombre, descuida, (pochico desapa-

rece yor último derecha. La Bruja se dirige hacia la izquierda al medio mutis y desaparece. Sola un mo- mento la escena, iluminada por la luz, no muy poten- te, de la luna.)

ESCENA III

LOBATO, solo

(a poco de marchar la Bruja, aparece por primer tér- mino derecha, con el cesto, muy preocupado. Llega frente á la cruz y queda aute ella en actitud contem- plativa. Pausa breve. Deja el cesto en el suelo ) ¡Aquí

te mataron, padre mío!... ¿Quién? No lo sé. Fama es en el lugar, aunque nadie lo ase- gura, que la Bruja ¡esa maldita e Dios! esa te mató. (Meditando.) La Bruja, dicen... ¿Y si no fué ella?... ¡Quién sabe!... Si yo pudiera descubrir la verdá y fuera ella quien lo mató... Contra no pueden sus maleficios, y el día que me la tropezara po el monte... Peña que le pondrían, pero no cruz, como á mi padre; cruz como esa, que siempre está perene... Si llueve y el agua la borra, el Lo- bato la renueva. La cruz que no se borra , nunca ¡padre mío! es la que llevo aquí dren-

to. (ei corazón.) ¡Dichoso tú, que tienes quien

te llore en la tierra! (Cae de rodillas y se abraza á la peña. Pausa? Lnz muy potente de luna. Cuadro. Suena por la derecha, algo distante, un cuerno de caza. El Lobato se levanta precipitadamente aproximándose hacia donde sonó ei toque.) ¡Ah!... ¡La Bruja

será!... El cielo te envía... Pus ven; ven pronto. Te abrazaré con fuerza. ¡Así!... ¡así!... Abriré los brazos, y tu cuerpo caira estran- gulao como cayó el de mi padre la noche

26

aquella. ¡Vida por vida! (La trompeta suena más

próxima.) Ya llega. La esperaré tras el peñón.

(Se oculta precipitadamente llevando el cesto consigo.)

ESCENA IV

LOBATO, tras el peñón, JUSTO y á poco BRUJA JUSTO (Por la derecha primer término, con retaco y cuerno,

de mal humoi.) ¿Habrá olvidado la señal?...

(Vuelve á tocar de frente á la izquierda ) Mal Vas á pasarlo IIO vienes pronto. (.Mirando con fijeza por la izquierda ) Ahí llega. BRUJA (Por la izquierda, primer término.) ¿En qué pue-

do servir á usarcé?

Justo Vas á saberlo, vieja estúpida. (Mirando con re-

celo .) ¿Estamos seguros?

Bruja (sonriente.) No tenga cuidado, señorito. Acor-

dándose de mí, nadie anda este camino des- pués que el sol se esconde.

Justo Así conviene: que sean supersticiosos. Mi

padre te impuso como Bruja, y en cuanto tu mueras tendré que inventar otra que te sus- tituya. Los privilegios no pueden existir sin la superstición. Vamos al asunto.

Bruja Usarcé dirá.

Justo ¿Conoces á Flora, la hija de Tomás? (Lobato,

al oir el nombre de Flora, dejará medio cuerpo al des- cubierto, como para oir mejor, y pondrá de relieve el mal efecto que obra en él el siguiente diálogo.)

Bruja Guapa es com'un sol y blanca como la

nieve. Justo Pues es preciso que esta noche nos guíes á

tu guarida, sitio el más seguro para que no

nOS Sorprendan. (Movimiento de extrañeza en la

Biuja.) Procura estar á las once frente á la

casa, y partiremos en dirección á la cueva

sin que Tomás se aperciba. Bruja (Resistiéndose ) Pero señorito...

Justo Piensa que no soy menos rumboso que mi

padre, que de gloria goce, y si te niegas á

servirme pagarás con la vida. Bruja (Atemorizada ) ¡Por Dios, señorito!... Haré lo

que usarcé me mande.

27

Justo Ya lo sabes: á las once, frente á casa de

Flora, ó acabaré con tu vida de gusarapo

repugnante,. (Desaparece por el término y lateral que apareció, á paso largo.) BrüJA (Hacia la derechn, en la misma dirección que Justo.)

¡Virgen de la Peña! ¿Vas á consentir que sea. yo tan.mala.como quiere ese sin entra- ñas?... (Desaparece al medio mutis.)

ESCENA V

LOBATO, solo

(Así que la Bruja ha desaparecido, sale de su escon- dite, llevando el cesto. Hablando consigo, después de dejar caer el cesto como involuntariamente en el cen- tro de la escena, y tras una ligera pausa, en la que pondrá de relieve la vergüenza que siente al recordar su proceder, impropio en un hombre cuando se le hie- re en su dignidad.) Lobato, ¡eres un cobarde! Has oido que te van á robar lo que más quieres en la tierra ¡y no has salido á des- hacer entre tus manos á los ladrones!... Por defender á un cordero escarriao del rebaño has sabido reñir cuerpo á cuerpo con los lobos, y esgarrarles la piel á bocaos; por li- brar de la muerte á un pajarico has impleao la honda esta mañana contra el alcotán que se cernía en el aire, ya que no alcanzaban tus manos á despeazarlo, ¡y no has tenido coraje pa extrangular á esos traidores que te quieren robar la honra de tu Flora!...

(Transición espontánea, como herido de súbito en su amor propio más reconcentrado.) ¿Dejar yo que la roben?... (Fuera de si, dominado por los celos.) ¡Flora de ese Canalla!... (Coge el cesto y lo arroja

al fondo.) ¡Así no me echará en cara que vivo con el fruto de su propiedad! ¡Aura sabrá su mercé lo que hace el Lobato con el hom- bre que intente robarle el cariño de Flora!

(Desaparece furioso en busca de Justo. Telón rápido.)

MUTACIÓN

*?s

CUADRO TERCERO

La misma decoración del primero, iluminada espléndidamente por la luna. La puerta de la casa aparece abierta

ESCENA PRIMERA

BRUJA y POCH1CO

Al alzarse el telón aparece la Bruja en acecho frente á la casa, sobre la izquierda

rOCH. (Por la izquierda, casi en completo estado de embria-

guez. Pasa muy próximo á la Bruja, sin darse cuenta do ello, y se dirige a la casa. Dando un traspiés, asi que aparece.) ¡Sooo!...

BrUJA (Al encuentro, temiendo sea descubierto por Justo,

que estará en la casa ) ¿Ande Vas, COlldenao?...

POCH. (Cortando la msreha y en equilibrio.) A... la bode-

ga del siñor Tomás, y á pregúntale á la Florica el día que quié que nos casemos.

Bruja (sujetándole por un brazo ) ¡Ya se l'hi preguntao

yol

Poch. ¿Y qué... qué t'ha dicho?

Bruja i Aparte.) Por si no veo al Lobato antes de

llegar á la cueva, este me pué valer pa es- torbar el plan del señorito.

Poch. Amos, tú: ¿qué t'ha dicho?

Bruja ^como en secreto.) Que subas esta noche á mi

cueva, y allí arreglaremos la boda.

Poch. (intenta ir hacia la casa.) En cuanto que llene la

jarra subiré.

Bruja (conteniéndole.) No, que no te querrá por bo-

rracho.

POCH. iKnun momento de lucidez ) Es verdá. GüeilO,

me VOy. (Bruja le deja en libertad, y éste se dirige hacia la izquierda haciendo eses y repitiendo:) ¡A...

arriba... arriba se va! (Desaparece.)

20 -

ESCENA II

BRUJA y LOBATO IjOtí. (Por la izquierda, muy arrebatado. Hacia la Bruja )

Aun llego á tiempo. BRUJA (Asustada.) ¡Ah!...

LOB. (Zarandeándola por un brazo.) ¿Qué haces aquí,

mala perra? Bruja (Repuesta.) ¿Eres tú, Lobatico?

Lob. Yo, que vengo á mataros.

Bruja ¿A mí?

Lob.' Y á ese traidor, (por justo.) A los dos. (intenta

ponerlo en práctica con las manos sobre su cuello.)

Bruja Aguarda, Lobatico, que te confiese antes

cosas mucho serias. Lob. Lo todo. Que esta noche quié robar á la

Flora el señorito Justo, y que los llevas á tu

cueva, pa qu'ese mala entraña consume allí

su traición. Bruja ¿Sólo eso sabes?... Pues ascucha y sabrás

más. (Le lleva á los términos de la izquierda. Con

misterio.) El mesmo que mandó matar á tu probecico padre fué quien me bautizó con el nombre de Furia, imponiéndome como Bruja y levantando contra la calunia de

que yo le maté. (El Lobato muestra muy viva su

impaciencia.) Ascúchame bien y lo sabrás todo: Los amos de este monte removieron pleito por no qué documentos rancios, testamentos de bisagüelos... Besultao, que entre unos y otros dejaron al probecico si- ñor Tomás en la miseria, y, pa más traición, 1' hicieron firmar, amenazándole con la muerte, un papel que relataba: «Que sien- do el siñor Tomás almenistraor del padre del señorito Justo, le robó...-> no cuántas... muchas «onzas en oro». Con ese papel, que lo guarda el señorito, pué mandar á presi- dio cuando se l'antoje al padre de la Flora. Como tu probecico padre andaba siempre po el monte ganándose la vida como tú, con las yerbas, cátate, que el contrario del padre

- 30

del señorito lo puso al cuidao de los hitos, pa que no le jugaran una trastada. El otro s'enteró y compró á un desconocido pa que lo matara.

Lob. (con gran ansiedad.) Anda, Bruja, sigue.

Bruja Una noche, al pasar tu padre frente al sen-

derico e las Brujas, salió un hombre, el des- conoció, de entre las matas, l'ichó un lazo e cintero al cuello y lo estranguló.

Lob. ¡Traidores! ¡Asesinos!

Bruja El encargao de pagar corrió po el contorno

que yo lo había matao, y, por la cuenta que les tiene, estoy protegida en este monte, que si no, ya s'hubián gozao con el .chirreo de mi carne en una hoguera. El «Santo Ofi- cio» no se mete con la Bruja: mis protecto- res son mucho santos... Mejor soy yo, que bajo toas las noches hasta la peña ande ma- taron al Lobo, tu probecico padre, y rezo

por SU alma. (Llora.)

Lob. ¿Quién pagó por la muerte de mi padre?

Bruja El padre del señorito Justo, que ya murió.

Lob. ¡Ah, pero vive el hijo!... (Con rabia, pero ale-

grándose de que sea él.) ¡En él me vengaré!

BRUJA (Empujando al Lobato con apresuramiento hacia la

izquierda.') Anda, Lobato, que ya salen. Vete. Déjanos llegar á la cueva, y allí... (cou inten- ción de matar.) LOB. (interrumpiendo y dispuesto á obedecer.) Gracias,

Bruja.. Pa eres un ángel. Ese traidor no

llegará ala CUeva. (Frente á la casa. Por Justo.)

¡En el camino le espero, como esperaron á

mi padre! (Vase por último izquierda.)

ESCENA 111

BRUJ¿; á poco JUSTO y FLORA

Música

BRUJA (Recitado, niieutras la orquesta preludia.)

Tu sentencia está firmada. La venganza será horrible.

- 31

Flora Bruja

Amargas horas te esperan, las que crees felices.

Jl'STO (Sale de la casa eou mucho sigilo, llevando á Flora de

la mauü, quien cierra tras si la puerta, pero sin echar la llave. Justo sin abandonar el retaco.)

Anda, bien mío, que yo te quiero.

(Flora llorará muy desconsolada.)

No llores, prenda; no tengas miedo. Nadie se entera de nuestra fuga. No seas tonta...

(Apercibida, apaite. )

¡Cielos! ¡La Bruja!

(a su encuentio, con cariño.)

Ven aquí, nenica mía. No tengas miedo de mí.

(Aprovechando la sepaiación de Justo; aparte á Flora.)

Yo vigilaré tu honra. Yo te voy á redimir.

(La consuela aparte con caricias.)

Justo Horas felices

voy á gozar. Flora Horas amargas

Bruja ( \ parte.) van á empezar.

Esto es un crimen.

¡Qué iniquidad!

•JUSTO (indicando la marcha hacia último izquierda.)

Pronto á la CUeva. (Marchando.)

Bruja Vamonos ya. (ídem.)

Justo Gracias, ¡oh, luna!

¡Qué espléndida está! Flora ¿Por qué no ocultas

tu claridá?

Justo

Bruja

Flora

Horas felices Esto es un crimen. Horas amargas voy á gozar. ¡Qué iniquidad! van á empezar.

(Desaparecen con la última frase.)

MUTACIÓN

»2

CUADRO CUARTO

Telón corto, representando terreno muy accidentado. Continúa la luz de la luna

ESCENA PRIMERA

POCHICO solo Aparece por la derecha en completo estado de embriaguez

Música

¡Qué rico es el vino del siñor Tomás!

(Mirando en alto hacia el fondo.)

Ya vienen las brujas... ¡Qué miedo me da!...

(Desafiador.)

No sus tengo miedo aunque estoy así... ¡Brujas remalditas, sus espero aquí!

(Simula luchar con ellas, repartiendo golpes á diestra y siniestra; luego, vencido ya y como parando golpes.)

Déjame tranquilo, que á casa me voy.

(Arrodillándose, como si efectivamente fuese obligado por una fuerza invisible )

No peguís tan fuerte... ¡Qué borracho estoy!

(l)efendiendo la jarra, como si alguieu pretendiera arrebatársela.)

Déjame la jarra, ¡traidoras!... ¡quitar!... Déjame, que el vino sus va á emborrachar.

¡Brujas!

¡Feas!

33

¡Tontas!

¡Viejas!

(Cae pesadamente ni suelo, abrazado á la jarra.)

¡Ja, ja, ja, ja!...

(Prolonga la carcajada y queda aletargado, efecto de la borrachera. Continúa la orquesta. Apáganse inme- diata é instantáneamente la luz de la sala y la batería del proscenio, y aprovechando este momento de obscu- ridad se alza el telón corto con toda la rapidez posi- ble. Queda otro telón corto con un rompimiento con gasa en el centro, tras del que habrá preparada la de- coración del cuadro segundo, la que será iluminada instantánea y artísticamente con luz verde. Esto simu- lará una visión de Pochico durante su aletargamiento, durante el cual, la luz de la sala permanecerá apagada.)

ESCENA II

HADAS

A poco de hacerse la mutación, y cuando marque la música, apare- cen por ambos costados. Estas pueden ser cinco y hacer su apari ción dos á dos, para que la otra, que también habrá de distinguirse en el traje, aparezca por el fondo y pueda lucirse en los movimien- tos, de acuerdo con las otras cuatro. Procurarán adoptar posturas ■sumamente ideales durante el baile. Bailan. A su tiempo desapare- cen por ambos costados, también dos á dos, y la otra por el fondo

ESCENA III

BKUJAS y el Personaje que imita al de Pochico

El que representa ser Pochico, aparece por la derecha, último térmi- no, vestido y con una jarra igual á la que lleva el verdadero perso- naje, huyendo de un grupo de Brujas que le persiguen golpeándole con las escobas. Párase aquel en el centro, muy fatigado y dando traspiés, y las Brujas, cogidas de la mano, forman á su alrededor y giran en forma de rueda, moviéndose en ademanes grotescos á com- pás de una danza infernal, en carácter con la acción, mientras el otro trata de buscar la salida. Por fin logra escabullirse y huir por la izquierda; las Brujas echan tras él, dando juego á las escobas y desaparecen

3

34

ESCENA IV

BRUJA y FLORA. Luego JUSTO

Transición repentina en la música, la que expresará en dejos de- amargura el motivo de la obra á medida que van apareciendo los personajes. Bruja y Flora aparecen por último término derecha. Esta última con gran sufrimiento y aquella prodigándola consuelo. Al llegar frente á la cruz le refiere la Bruja por medio de ln mimíca la mueite del padre del Lobato. Flora, con cariño y pesar á la vez por lo que simboliza, cae de rodillas ante la peña, se abraza á ella y besa sobre la cruz. l'ausa muy breve. Justo, que aparece también por dere- cha, como iba cuando salieron de casa de Flora, interrumpe el cua- dro. Dirígese á la Bruja en actitud de enfado y le zarandea brusca- mente por un brazo, reconviniéndola por la culpa que lleva en la ac- ción de Flora. Se llega á ésta y la obliga á levantar. A una indicación terminante de Justo, continúan la Bruja y Flora la marcha y desapa- recen por último término izquierda. Justo emprende tras ellas y des- aparece también. Pochico empieza á moverse, balbuceando palabras ininteligibles. "Vuelve á quedar el escenario a obscuras completamen- te, como indicando que se ha borrado el sueño; y aprovechando como antes este momento, vuelve á caer el primer telón corto y la sala queda á toda luz

ESCENA V

POCHICO

Hablado

(Se incorpora, hace equilibrios hasta asegurar los pies- y se restrega los ojos como para ver mejor.) 10 es-

toy soñando ú esa gente está loca e remate... ¡Y qué paliza m'han atizao esas condena- das!... (Lleva la mano á la espalda como si efectiva- mente sinties- dolor.) Pero, ¿ande demonios irán

monte arriba?... (llamando como si los personajes

pasaran ante su vista.) ¡Flora! ¡Chiquia! ¡Flori- ca!... ¡Quiá, ni por esas! Pero, bruja del in- fierno, ¿ande la llevas?... Ni otro, que van á la cueva. (Llamando.) ¡Eh!... ¡Señorito Justo!...

35

Ella va á remolque... ¡Pobrecica Flora!... ¡Y llora!... ¡Míala, con qué angustia va!... ¿A que l'ha robao el señorito?... ¿Sí, eh?... Pues aspere su mercé, que pué que no se salga

Con la SUya. (Emprende la marcha hacia la izquier- da, coíi paso inseguro.) A... ¡Allá va un hombre!

(Desaparece.)

MUTACIÓN

36

CUADRO QUINTO

Decoración á todo foro. Interior de la cueva de la Bruja. La entra- da sobre el fondo y un poco á la derecha, como abierta a piqueta y de forma irregular, con teloncillo al exterior representando pi- cachos de montaña á lo lejos, muy iluminados por la luna. Sobre el ángulo de la izquierda, cerrando de esta lateral al fondo, me- dia circunfereucia de piedras sobre el suelo, las que sirven de valla á troncos de leña ardiendo; una olla sostenida por trébedes. En el ángulo de la derecha, sobre el suelo, paja tendida que se- supone sirve de lecho á la Bruja, ó un catre mal aliñado. Hacia mitad de la escena, y un poco á la izquierda, un circulo de pie- dra, el que indica un abismo. Más hacia la derecha y próximo a esta lateral, un banco de pino muy rústico. Un cánturo, alguna vajilla ó barro y un velón de cuatro mecheros apagado, junto al hogar. No percibe la escena otra luz que la que penetra por la puerta y la del fuego del hogar.

ESCENA PRIMERA

BRUJ.a, FLOKA y JUSTO, que entrarán en la cueva por el orden que se nombran

Bruja Gracias á la Virgen, himos llegao sin no-

vedá. (Se dirige al hogar y enciende el velón.)

Flora (Hacia el banco. Aparte.) ¡Qué suplicio, madre

mía i

Bruja (Aparte.) ¡Que no falte ese Lobato, Dios de-

Justicia! ^Deja el velón sobre el suelo y en el fondo.)

•JUSTO (Después de apoyar el retaco sobre la pared de la de-

recha, corre al lado de Flora y queda un momento contemplándola, como extasiado de amor. Pausa. To- mándola una mano y llegando al banco. Se sientan )

Así, tesoro mío, á mi lado; pero cerca, muy cerca, vida mía, que respire yo tu aliento...

¡No Sufras, Cordera mía!... (Queda contemplán- dola como antes breves instantes.)

Bruja (Aparte.) Y ese Lobato no viene... ¡Dios mío,

37

que venga pronto á salvamos! (Liega á la puer- ta y queda mirando al exterior como en busca de alguien.)

Justo ¡Temblando está!... ¡Pobre palomita mía!...

(Flora sufre lo indecible.) Nada temas á mi lado.

Ocultos estamos á las miradas de quienes

pudieran recriminar tu conducta. Quiéreme,

Flora, y seré el mortal más feliz... Bruja (t parte, muy impaciente.) Si no viene el Lobato,

¿qué bago yo con ese bombre, Virgen de la

Peña...? Justo Serénate, amor mío. Mírame; que pueda yo

contemplar la luz de tus divinos ojos, donde

está reconcentrada mi vida...

x>RU[A (Volviendo desesperanzada a la escena. Aparte.) Lstá

visto; ya no viene. (Por Justo, al contemplarlos

tan unidos.) ¡Ladrón! Al fin saldrás con la tuya.

Justo ¿Verdad, tormento querido, que me amas?

Flora (con soberbia.) ¡Le odio!

Bruja (Aparte.) ¡Y no ser bruja de verdá pa abogar

á ese mala entraña...!

Justo No me desdeñes, que á la mía siento unida

tu alma pura, y despojarme de ella no po- drá ni la muerte misma... Deja que selle con

U11 beSO tu frente purísima... (intenta dársele.) -T LORA (Separándose con ademán de protesta Con energía, re-

trocediendo hacia la izquierda.) ¡Antes la muerte!

(justo queda extrañado ante la aclitud de Flora.) xSO,

señorito; si no es á traición como esta ma- ñana no volverá su mercé á manchar con sus labios condenaos la pureza de mi frente.

(justo intenta adelantar hacia Flora y ésta retrocede hasta hallarse frente al abismo.) ¡No pondrá SU

mercé las manos pecadoras en mi cuerpo, mientras las mías tengan fuerzas pa defen- derme!

Justo (Agresivo.) ¿Defenderte contra mí?... (Bruja re-

vela sufrir lo indecible.)

FLORA (Con tono valiente, aceptando la lucha.) Sí, Contra

su mercé. Justo ¡Desdichada!... (Actitud de agredir.)

Bruja (suplicante.) Por la Virgen, señorito...

JUSTO (Llevando la mano á la daga.) Si vuelves á Slipli-

38 car, vieja repugnante, llevarás tu merecido.

(intenta seguir hacia Flora.)

FlOUA (Junto al borde, en actitud desesperante.) Si dais Ull

paSO más, me arrojo al abismo. (Bruja, aterro- rizada y temiendo por Flora, cae de rodilles y ruega al Cielo.)

JUSTO (Con espanto, sorprendido por la decisión de Flora.)

¡¡Ah!! (Pausa y cuadro, en el que entra á formar par- le el Lobato, que aparece con precaución de no ser descubierto y queda panado en la puerta, al acecho.)

Bruja (Aparte.) ¡Óyeme, cielo santo!

Justo (con suma dulzura ) ¡No, Flora querida; no sa-

crifiques tu vida, que es la mía!... Flora (persistiendo en su actitud.) ¡Antes que la honra

perderé la vida! (Se dispone á arrojarse. El lobato, compenetrado de lo crítico de la situación y la resolu- ción de Flora, no sabe cómo evitarlo, y ofuscado, fuera de sí, da un salto feroz. Quiere contener á Flora ha- blándola precipitadamente, pero el coraje y el espauto se han reconcentrado en él y sólo consigue balbucear palabras entrecortadas, por ejemplo:) «¡Fio...! ¡Qui...!

¡Yo...!»

JjRUJA / (Pintaudo la sorpresa que cada uno recibe á la apari-

JuSTO > ción del Lobato.) ¡Ah!... (El Lobato, al ver que Flo-

-b LORA \ ra se ha dado cuenta de su presencia, arranca en una

carcajada salvaje que expresará satisfacción y locura á la vez. Cuadro de gran efecto, pintándose altameute en Justo el desagrado y en Flora la satisfacción por visita tan inesperada, á la par que la Bruja manifesta- rá también una alegría sin límites, mediante aspa- vientos de ridiculez moderada, amenazando á Justo con el cayado. El buen efecto de esta situación queda confiada al ingenio de los artistas.]

Bruja ¡Gracias, Dios mío!

FLORA (Rehecha.) ¡Aquí, Lobato mío! (corre hacia él y

se abrazan. )

Lob. Aquí estoy pa defender tu vida y tu honra.

(a justo.) El cariño no se pué ocultar, seño- rito.

•JUSTO (Agresivo hacia la Bruja, daga en mano.) ¡Ah, Bru-

ja traidora!... (Esta huye, refugiándose tras la pa reja.)

LoB. (Desasiéndose de Flora y haciendo frente á Justo.)

¿Traidora, eh?... ¿Y su mercé?

3i- ~

Justo (Hacia el retaco.) Ahora contestaré, ¡mise-

rable!

Lob. (Comprende la intención de Justo, y se adelanta de

un salto, apoderándose del arma.) ¡Je!... (sonriente.) No l'ha valido; SOy más astuto. (Justo, viéndo- se perdido, retrocede y para junto al abismo.) Ande,

tire la daga, qu'este habla mejor y más

fuerte. (Viendo que el otro se resiste.) Tírela, Ó le

acribillo di un balazo, ¡granuja! (Hace pun- tería.)

Floiu ¡Por Dios, Lobato!...

Bruja (uniéndose á Flora sobre el fondo.) Déjalo, mujer,

que él sabe lo qui hace.

JUSTO (Aparte.) (No tengo Salvación.) (La arroja al fon-

do de la sima, con coraje )

Lob. (satisfecho.) Ya me va paicíendo güeno el se-

ñorito.

Bruja (Aparte.) Ya empieza la venganza.

Lob. Y ese papelote que lleva su mercé contra el

padre de Flora, al pozo también; que pa eso se fabricó tan hondo; pa ir almacenando las trai dorias del mundo. Por eso no tiene fin.

JUSTO (Negándose.) Yo no...

Bruja (Adelantándose.) Que lo lleva, Lobatico.

Lob. ¡A la sima le digo, ú l'abraso el corazón! (Hace

puntería.) JUSTO (Aparte.) Soy perdido. (Saca el pliego, le rasga con

coraje y lo arroja al fondo.)

Lob. Ya va siendo mejor su mercé.

Justo (Tomándolo á insulto ) Es que las armas son

desiguales; no puedo defenderme. Lob. Cuando el padre de su mercé mandó matar

al mío, tampoco dejaron que se defendiera.

¡Justicia por justicia! (Transición.) Yo SOV más

noble; quiero que su mercé se defienda.

(Arroja con desprecio el arma al fondo de la sima.

Ya estamos iguales. Si tiene corazón ¡á ma- tarnos!

Flora ¡No, Lobato, no!

Lob. ¡Déjame!... ¿No hi defendido lo tuyo?... Pues

deja que defiéndalo mío. (a Justo, invitándole á la lucha.) ¡Anda, cobarde, defiéndete!... ¡Lu- cha si quieres por el cariño de Flora, que y< > lucharé po el de mi padre!

40

Justo (Rehuyendo hacia la puerta.) Aquí no; en el ba-

rranco de Morana te espero.

Lob. (cerrándole el paso.) ¡Quiá! Si no te escapas. Me

matarías también á traición. Al menos, si me matas, que sea frente á frente, (se echa sobre él y luchan.) ¡Así!... ¡Cuerpo á cuerpo!

ESCENA ULTIMA

JPICJIOS. POCHICO que llega en el crítico memento de la lucha

Poch. (Dando traspiés.) ¡A... ¡Allá va un hombre!...

(Se dirige hacia ellos con paso inseguro.)

Lob. (Muy fatigado.) Cuenta su mercé, si penaría

mi probecico padre la noche aqueUa. (Lle- gan ai borde la sima.) ¡Así!... ¡Así lo estran- gularon! (justo hace contorsiones de mueite. Empie- za la orquesta el final, pianisimo y termina al caer la jarra con un fuerte brillante.)

POCH. (Muy próximo á los luchadores.) ¡Mátalo... que

aquí estoy yo!

Lob. (Arroja el cuerpo de Justo á la sima.) ¡Así Caía tam-

bién el alcotán esta mañana: por traidor!...

PoCH. (Mientras Lobato va á unirse á Flora y la Bruja, que

le salen al encuentro, llega al borde. Lobato, Flora y la 'Bruja quedan abrazados sobre el fondo y en el cen- tro de la escena, formando grupo artístico. Pochtco se asoma al abismo, y con una mano en forma de bocina, llamará con toda la fuerza de sus pulmones:) ¡Clli-

quiooo! ¿Quiés un traguico e vino pa que

te Se pase el SUStoOO?... (Arrojando la jarra con todas sus fuerzas.) Allá va ¡¡ladrón!! (Telón rá- pido.)

TELÓN

Precio HN3 péselo